Hace fresco aunque tengo un poco de calor. Pienso esto mientras conduzco, pero no lo digo porque sé que me dirán que estoy un poco loco. Pobrecitos, no saben que se pueden sentir dos cosas aparentemente contrarias al mismo tiempo.

Da igual, por fin llegamos. Palma está preciosa y caminamos por las calles tranquilas del centro. El centro de Palma está silencioso, aunque está lleno de turistas y los cruceros se agolpan en el puerto.

Llegamos a La Bicicleta Roja. Puerta abierta, aunque está cerrado. Mo está dentro. “Hola Mo!”, la llamo con un grito silencioso. Al rato, estamos dentro con los ventanales del local abiertos de par en par y las vistas delante. Nos encontramos en la muralla de Palma, delante el mar. Pasan los turistas y Mo les dice a todos que esta mañana no vende, que está cerrado para ellos.

Este es un lugar especial, nos explica que había sido el despacho profesional de Gabriel Alomar, el arquitecto-urbanista que se encargo del plan de reforma y ordenación de Palma en los años 40. Mo nos habla ahora de los libros que tiene, de editoriales independientes. Los compraría todos aunque hoy no me llevo nada.

¿Esto que suena? La canción le queda bien a las vistas y al local. Sharon Van Etten. Ahora Mo les muestra a estos que tiene producto local, y les habla de ella aunque no le gusta hablar de ella. Es de Palma pero en realidad no, porque es asturiana y vivió mucho tiempo en León. Bueno, es de Palma. Y straight edge. Por eso dice que le gusta el coctel que preparo, aunque no lo prueba. Murada spritz, lo llamo. Es dulce aunque no lo es tanto.

Esto sí lo digo en voz alta, y sonríen como si estuviera loco. Pobrecitos, no saben que se puede sentir tanto.